viernes, octubre 06, 2006

La Vitalidad Cada Vez Mayor del Agua Dulce


Texto recogido de www.rebelion.org hoy jueves 5 de octubre.


Agua: la escasez cruza fronteras


Lester R. Brown
IPS


Equilibrar la oferta y la demanda de agua fue, históricamente,
responsabilidad de los gobiernos nacionales. Pero ahora la escasez
hídrica atraviesa fronteras a causa del comercio internacional de
cereales.

Producir una tonelada de cereales insume 1.000 toneladas de agua. Por
lo tanto, importarlos es la manera más eficiente de importar agua.

Los países usan cereales para balancear sus cuentas hídricas. De modo
similar, comerciarlos a futuro es, en cierto sentido, hacerlo con el
agua a futuro.

La falta de agua ya perjudica las cosechas en algunos países. Entre
ellos, China, mayor productora mundial de cereales.

El bombeo excesivo redujo el ya poco profundo acuífero que se extiende
debajo de su llanura septentrional, obligando a los agricultores a
recurrir a las profundas napas acuífero fósil de la región, cuyas
reservas son limitadas.

Los cultivadores de trigo en algunas áreas de la llanura ahora extraen
agua a una profundidad de 300 metros.

La producción china de cereales cayó de su máximo histórico de 392
millones de toneladas en 1998 a unos 358 millones de toneladas en 2005,
según estimaciones.

Esta caída de 34 millones de toneladas excede la cosecha de trigo
canadiense. China cubrió ampliamente esa reducción apelando sus otrora
enormes existencias hasta 2004, a tal punto que importó siete millones
de toneladas de granos.

La escasez de agua es incluso más seria en India, simplemente porque el
margen entre el consumo real de alimentos y la supervivencia es muy
precario. Las cosechas de trigo y arroz, los principales granos de
India, todavía aumentan.

Pero en los próximos años la pérdida de agua de irrigación podría
superar los avances tecnológicos y mermar las cosechas en algunas partes
del país, como ya ocurre en China.

Luego de China e India, hay una segunda serie de países con gran
déficit hídrico: Argelia, Egipto, Irán, México y Pakistán. Tres de
estos --Argelia, Egipto y México-- ya importan buena parte de sus
granos.

Sin embargo, al mismo tiempo que China, Pakistán recurrió abruptamente
al mercado mundial en 2004, para importar 1,5 millones de toneladas de
trigo. Es probable que sus necesidades de importaciones aumenten en los
próximos años.

Medio Oriente y África septentrional --desde Marruecos, en el oeste,
hasta de Irán, en el este-- se convirtieron en el mercado de importación
de cereales de crecimiento más acelerado.

La demanda de granos se debe tanto al rápido crecimiento de la
población como al creciente bienestar económico, producto, en buena
medida, de las exportaciones de petróleo.

Con prácticamente cada país de la región presionando al máximo sus
límites hídricos, la creciente demanda urbana de agua puede ser
satisfecha solamente restando irrigación a la agricultura.

Egipto, con unos 74 millones de habitantes, se volvió un gran
importador de trigo en los últimos años. Ya se disputa el primer puesto
con Japón. Ahora importa 40 por ciento de su consumo total de cereales,
proporción que crece a medida que el consumo de su creciente población
supera la cosecha irrigada por el río Nilo.

Argelia, con 33 millones de habitantes, importa más de la mitad de sus
granos, lo que significa que el agua incorporada al cereal importado
excede el uso de agua de origen nacional para todo propósito.

A causa de su fuerte dependencia de las importaciones, Argelia es
particularmente vulnerable a cualquier altibajo del mercado mundial de
granos.

En total, el agua requerida para producir cereales y otros productos
agrícolas importados por Medio Oriente y África septentrional el año
pasado igualaron el flujo anual del río Nilo en la represa de Aswan.

Así, el déficit hídrico de la región representa otro Nilo fluyendo en
la región bajo la forma de grano importado.

A menudo se dice que las futuras guerr
as en Medio Oriente se librarán
más a causa del agua que por el petróleo, pero la competencia hídrica
ya es evidente en los mercados mundiales de granos.

Son los países financieramente más fuertes --no necesariamente aquellos
que lo son desde el punto de vista militar-- los que quedarán mejor
ubicados en esta competencia.

Saber dónde se concentrarán mañana las importaciones de cereales
requiere mirar qué regiones y países sufren hoy déficit hídrico. Hasta
ahora, los que importan buena parte de sus granos han sido los más
pequeños. Ahora el déficit crece rápidamente, tanto en China como en
India, cada una con más de 1.000 millones de habitantes.

Cada año se amplía la brecha entre el consumo mundial de agua y su
suministro sustentable. Tanto la reducción del acuífero como el desvío
del agua a las ciudades contribuirá con el creciente déficit de
irrigación y, por lo tanto, con una mayor escasez en países con pocas
reservas hídricas.

El bombeo excesivo para satisfacer la creciente demanda de alimentos
garantiza una caída de la producción agropecuaria en el futuro, cuando
los acuíferos estén agotados. Por eso, muchos países crean una "economía
de burbuja alimentaria".

Según ese criterio, la producción de alimentos se infla artificialmente
por la extracción insostenible de agua subterránea.

Los efectos no fueron obvios cuando los agricultores comenzaron a
bombear agua a gran escala hace pocas décadas. La gran conveniencia de
usar con ese fin las napas subterráneas sin apelar a sistemas de agua
superficial a gran escala es que los cultivadores pueden regar cultivos
sólo cuando es necesario, maximizando la eficiencia.

Además, el agua subterránea también está disponible en la estación
seca, lo que permite a muchos agricultores de regiones templadas
duplicar los cultivos.

En Estados Unidos, 37 por ciento del agua de irrigación es subterránea.
El resto procede de fuentes de la superficie.

Tres grandes productores de cereales --el meridional estado de Texas y
los centrales de Kansas y Nebraska-- obtienen, cada uno, entre 70 y 90
por ciento de su riego del acuífero de Ogallala, un acuífero fósil con
poca recarga.

La inusualmente alta productividad de la irrigación de fuentes
subterráneas significa que las pérdidas en la producción alimentaria
serán desproporcionadamente grandes cuando estas reservas se agoten.

¿Hasta qué punto la escasez hídrica se traduce en escasez alimentaria?
¿En qué países las pérdidas en el agua para irrigación por la
reducción de acuíferos redunda en una caída en la producción
cerealera?

David Seckler y sus colegas del Instituto Internacional para el Manejo
del Agua, lo resumieron diciendo que "muchos de los países más poblados
del mundo --China, India, Pakistán, México y casi todos los países de
Medio Oriente y África septentrional-- literalmente tuvieron un pase
libre en las últimas dos o tres décadas, agotando sus recursos
subterráneos".

"El castigo por el mal manejo de este valioso recurso está llegando
ahora, y no es exagerado decir que los resultados podrían ser
catastróficos para estos países y para todo el mundo", agregaron.

Dado que la irrigación expandida ayudó a triplicar la cosecha mundial
de cereales entre 1950 y 2000, no resulta sorprendente que las pérdidas
de agua reduzcan las cosechas.

Con agua para irrigación, muchos países están en un clásico modo de
excederse y caer.

Si los países que bombean excesivamente sus reservas subterráneas no
toman rápidamente medidas para reducir el uso del agua y estabilizar los
balances hídricos, será casi inevitable una caída en la producción de
alimentos.

(*) Lester R. Brown es presidente del Instituto para las Políticas de
la Tierra y autor de "Plan B 2.0: Rescuing a Planet Under Stress and a
Civilization in Trouble" ("Plan B 2.0: Rescatando un planeta en tensión
y una civilización en problemas").