jueves, agosto 30, 2007





De acuerdo a un estudioso de derecho chileno, cuando Gabriela Mistral murió en Estados Unidos en 1957 había por lo menos dos certezas. Primero, su deseo fue que los dineros obtenidos por la venta póstuma de sus libros en Latinoamérica fuera para los niños de Montegrande. Segundo, su obra pasaría al dominio público el año 2007, cincuenta años luego de su muerte.
Pero ninguno de estos objetivos se está cumpliendo (seguir leyendo)