miércoles, octubre 08, 2008

Nos alegra recibir estas respuestas (al artículo anterior)

Comentario crítico sobre el artículo

«El verdadero origen de las lenguas romances por Johnny Torres»

Al leer este artículo, se tiene la sensación de que quien lo escribió no tiene ni idea ni del latín, ni de las lenguas romances. A continuación expondré mi razonamiento (siguiendo el orden de los párrafos de dicho artículo):

1. «Una madre que no deja herencia alguna»

Un título totalmente exagerado, pues la herencia no es en absoluto desdeñable. Si se observan todas las lenguas romances, ni siquiera hay que fijarse mucho (y no solo en el léxico, sino también en frases [pequeñas] enteras [eso sí, con la variación del verbo: del final en latín a la segunda posición en las lenguas modernas. Esto, sin embargo, se dio igualmente en griego.]) para darse cuenta de las similitudes:

He aquí algunos ejemplos de palabras cualesquiera de uso diario:

Latín

Español

Portugués

Catalán

Italiano

Francés

vivere

vivir

viver

viure

vivere

vivre

ambular

andar

andar

anar

andare

aller

dare

dar

dar

(donar)

dare

donner

porta

puerta

porta

porta

porta

porte

stella

estrella

estrela

estel/estrella

stella

étoile

Quid facis?

¿Qué haces?

(O) Que faz?

Què fas?

Che (cosa) fai?

Qu’est-ce que tu fais?/ Que fais-tu?

(De) Unde est?

¿Dónde es/está?

(D)Onde é/está?

On és/està?

Dov(e) è ?

Où est-il ?

usus

uso

uso

ús

uso

us

habere

haber

haver

haver

avere

avoir

La lista de similitudes léxicas y sintácticas es interminables. Solo el rumano, eso sí, se encuentra en una situación geolingüística muy diferente, por lo que muestra bastantes similitudes con las lenguas que lo rodean: las eslavas (que le prestaron incontables palabras, además el rumano conserva algo de la declinación).

2. «Sin embargo, si unas lenguas evolucionan a partir de otras, deberíamos poder encontrar las huellas de tal evolución. En otras palabras, las lenguas hijas deberían portar en sí mismas las huellas hereditarias de la madre. La constatación que Cortez hace en su libro, de manera exhaustiva, es que eso no ocurre en el caso del latín y las lenguas romances.»

¿Y cómo se puede negar las similitudes tan obvias que acabo de exponer? Ampliaré dicha información mediante la siguiente tabla en la que, además del léxico, se verán grupos consonánticos, como eran en latín, con su futura evolución en las lenguas romances. (Además, lo mismo ocurrió en las lenguas germánicas: la mutación consonántica/fonética).

Latín

Español

Portugués

Catalán

Italiano

Francés

Rumano

cl-

ll-

ch-

cl-

chi-

cl-

ch-

clamare

llamar

chamar

chiamare

(clamer)

chema

clavis

llave

chave

clau

chiave

clef

cheie

-ire

-ir

-ir/-er

-ir/-re

-ire

-ir/-re

-i

venire

venir

vir

venir

venire

venir

veni

bl-

bl-

br-

bl-

bi-

bl-


blancus/a

blanco/a

branco/a

blanc/a

bianco/a

blanc/he

(alb, palid)

pl-

pl-

pr-

pl-

pi-

pl-

pl-

platus/a

plato

prato

plat

piato

plat

‘-culus/m[1]

-jo

-lho

-cle

-chio

-cle

-col

spéculum

espejo

espelho

espill

specchio

-li-

-j-

-lh-

-ll-

-gli-

-lli-


mulier

mujer

mulher

muller

moglie

(femme <>

doamna, femeie

No hay que olvidar los sustantivos que poseen el mismo sufijo de sustantivación y de adjetivos:

Latín

Español

Portugués

Catalán

Italiano

Francés

Rumano

-tio(nem)

-ción

-ção

-ció

-zione

-tion

-ţie (ţiona)

-tas (tatem)

-dad

-dade

-tat

-tà

-té

-tate

-tia(m)

-cia/-za

^-cia/-ça

`-cia/-ça

-zia/-za

-ce

-ţă

-arius

-ero

-eiro

-er

-o

-ier

-

-atus

-ado

-ado

-at

-ato

-at

-osus

-oso

-oso

-os

-oso

-eux

-os

3. «En primer lugar, tenemos el vocabulario. Es cierto que podemos encontrar miles de palabras que se asemejan en todas las lenguas romances y que provienen de alguna palabra latina (abyecto, belicoso, eterno, feroz, grácil, honesto, ignominioso, obsequioso, perpetuo, etc.). Sin embargo, la inmensa mayoría de tales palabras son de origen culto, es decir, introducidas por literatos, escritos y otros personajes de gran cultura, que conocían la lengua latina, por lo que tales vocablos no pertenecen al registro del habla cotidiana.»

Las palabras expuestas hasta ahora no son cultas, como se ha podido ver. Es más, los ejemplos dados por Cortez, sí lo son y, de hecho, estas no se usan en el habla diaria. No entiendo por qué escoge esas palabras y no, precisamente, palabras cotidianas que, como él sostiene, no provienen del latín. He dado ya una lista bastante larga, pero no me importa seguir, pues parece interminable (igual que el desconocimiento del autor):

Latín

Español

Portugués

Catalán

Italiano

Francés

Rumano

hac hora

ahora

agora

ara

ora

acum(a), în prezent

lingua

lengua

língua

llengua

lingua

langue

limba

parabola

palabra

palavra

paraula

parola

parole

amor

amor

amor

amor

amore

amour

fundus

hondo

fundo

fons

fondo

fond/s

fund, fond

tempus

tiempo

tempo

tem

tempo

temps

timp

corpus

cuerpo

corpo

cos

corpo

corps

corp

vedere

ver

ver

veure

vedere

voir

(a) vedea

auscultare

escuchar

escutar

escoltar

ascoltare

écouter

(a) asculta

credere

creer

crer

creure

credere

croir

(a) crede

4. «tomo uno que parece significativo: la palabra “guerra”. ¿Es posible pensar que un pueblo conquistador como los romanos no haya legado a los pueblos sometidos el vocabulario de la actividad fundamental que llevaba a cabo? Vemos, así, que “guerra” se dice “guerre” en francés, y “guerra” en italiano y portugués, pero se dice “bellum” en latín.»

Se trata de un ejemplo muy malo; al menos habría que dar la verdad completa: esta palabra proviene del (proto)germánico (o gótico) «werra» (’confusión, discordia, contienda’)[2] y penetró en el latín cuando sus variedades lingüísticas no se había dividido todavía. lo mismo ocurre con más palabras germánicas (especialmente en las que empiezan por w que en latín se convirtió en gu):

Lat./germ.

Español

Portugués

Catalán

Italiano

Francés

*(g)werra

guerra

guerra

guerra

guerra

guerre

blank/cus

blanco

branco

blanc

bianco

blanc

*wardon

(a)guardar

(a)guardar

guardar

guardare

garder

* wîsa

guisa

guisa

guisa

guisa

guise

*trĭggwa/ *treuwa

tregua

trégua

treva

tregua

trêve

*binda

banda

banda

banda

banda

bande

y muchos más, que se denomina también, en su conjunto, «sustrato germánico».[3]

5. «hacer la misma comparación con otras palabras del mismo dominio: tratado, matanza, general, soldado, batalla, mariscal… La comprobación de la similitud enorme entre las lenguas romances es tan impactante como la disimilitud total con la palabra latina equivalente.»

Sin embargo, hay que tener en cuenta que en cada lengua pueden existir varias palabras para un mismo concepto (sinonimia); la palabra que después evoluciona en una lengua o en otra puede variar según de qué región proceda. Por ejemplo, si comparamos:

Latín

Español

Portugués

Catalán

Italiano

Francés

Rumano

magis/plus

más

mais

més

più

plus

mai/plus

comedere/ manducare

comer/ manjar

comer/ manjar

menjar

mangiare

manger

domus/ casa

casa

casa

casa

casa

casă

res/causa

cosa/res

coisa/rês

cosa

cosa/resa

chose

(lucru)


Latín

Español

Portugués

Catalán

Italiano

Francés

Rumano

tractatus

tratado

tratado

tractat

trattato

traité

tratat

matanza[4]

matança

matança

macellazione

abattage


generalis

general

general

general

generale

générale

general

solidatus

soldado

soldado

soldat

soldato/ milite/-tare

soldat

soldat

battuere

batalla[5]

batalha

batalla

battaglia

bataille

(luptă)[6]

mariscal[7]

marechal

mariscal

maresciallo

maréchal


Está claro que en latín las palabras correspondientes eran: fœdis, cædes/trucidatio, ductor/imperator, miles, dimicatio. No obstante, las raíces latínas en las palabras actuales son inequívocas. Solo la palabra matanza queda poco clara; mariscal procede del germánico igual que guerra. Además, casi todas las palabras latinas correspondientes de esta tabla tienen sus descendientes obvios en las lenguas actuales: federal/federación, conducir/emperador, militar.

6. «el latín, al igual que una gran parte de las lenguas indoeuropeas, es una lengua desinencial. […] Ninguna lengua romance declina sus sustantivos, con la excepción del rumano que posee un sistema de casos muy reducido.»

La declinación se fue perdiendo en las lenguas romances actuales, igual que la declinación de las demás Wikipedia..." href="http://es.wikipedia.org/wiki/Lenguas_flexivas" target="_self">lenguas fusionantes que aún declinan se va simplificando. Tomo como ejemplo el griego, el inglés y el alemán:

En griego clásico había 5 (6) casos: vocativo, nominativo, genitivo, dativo-locativo, acusativo e instrumental[8]. En griego moderno, el dativo se ha perdido por completo, el vocativo sigue existiendo solo en nombres propios masculinos. Incluso el genitivo se está sustituyendo por la contrsucción από (de) + acusativo, algo parecido ocurre en alemán y ocurrió también en las lenguas romances. La declinción entera se ha ido simplificando mucho en griego: ya no existen acentos graves, ni circunflejos, ni la iota suscrita. Más aún, si miramos la conjugación, la flexión de los verbos: en griego clásico había tres números gramaticales: singular, dual y plural. El dual se perdió, pues entra en el campo de acción del plural (más de una persona à plural). Voces había tres: activa, voz media (reflexiva) y pasiva. Igual que en el ejemplo anterior, la voz media se fue perdiendo porque la voz pasiva también puede expresar lo reflexivo (en griego moderno es lo mismo soy lavado [por mí o cualquier otra persona] que me lavo). Así es la dinámica de una lengua: lo que no hace falta, perderá su razón de existir.

También el inglés antiguo tenía 5 casos (nominativo, genitivo, dativo, acusativo e instrumental), de los cuales, igual que en las lenguas romances, no ha quedado nada. El único resto que ha quedado en inglés es el llamado genitivo anglosajón: ‘s (y el relativo whose, y whom [con preposición]). Lo mismo ocurrió en sueco, danés y otras lenguas germánicas.

En alemán también el sistema se va simplificando: antes se declinaban también los sustantivos, hoy quedan solo restos de ello (-s del genitivo masculino/neutro y neutro, -n en dativo plural), pues hoy día, la declinación se manifiesta casi exclusivamente en el artículo (determinante) y el adjetivo (en defecto del primero). Además, el genitivo es un caso moribundo: se usa cada vez menos, la gente lo evita porque pertenece más bien a un registro más formal y lo mismo que ocurre con las preposiciones de genitivo: hoy día se prefiere en vez del complemento del nombre en genitivo la construcción von + dativo, y el dativo también para las preposiciones mencionadas anteriormente.

Volviendo a las lenguas romances, la declinación tras preposición se fue perdiendo; no hacía falta porque la misma preposición ya indica en qué relación está el sustantivo del sintagma preposicional con el sustantivo base (ej.: el plato en la mesa). El genitivo se fue sustituyendo por de + sustantivo y el dativo por a + sustantivo, es decir, cada caso tiene su correspondencia prepositiva, solo que se consigue el mismo efecto con menos esfuerzo gramatical.

Lo único curioso es que el rumano haya mantenido algo de la declinación, quizá porque siempre ha estado rodeado de lenguas eslavas que son todas fusionantes. (Lo mismo ocurrió con el léxico: hay muchísimas palabras eslavas en rumano.)

7. «Igualmente encontramos que todas las lenguas romances poseen artículos (determinados e indeterminados), mientras que el latín no poseía ninguno.»

El artículo en las lenguas romances actuales procede simplemente del demostrativo latino, léase los siguientes artículos que lo explican (es más, conectando con el punto anterior [la declinación] ahora es fácil ver que usando preposiciones y artículos ya no hace falta la declinación: hominem à del hombre, rosæ à de la rosa):

Origen del artículo determinado (8 de marzo de 2008)

En latín no existía el artículo.[9] Este es una innovación de las lenguas románicas a partir de un demostrativo que significaba ‘aquel’:

Illem hominem ‘aquel hombre’ > el hombre

Illam civitatem ‘aquella ciudad’ > la ciudad

En este proceso, el demostrativo original experimenta diversos cambios.

Se reduce su sustancia fónica. Esto salta a la vista al comparar la forma latina con la castellana, que es más breve. La reducción afecta también al acento. El demostrativo latino era tónico, mientras que nuestro artículo es átono y se apoya en la palabra siguiente para su pronunciación. Compárese: “íllem óminem” / “elómbre”

También se reduce su significado (esto es lo que se conoce como desemantización). Tanto el demostrativo como el artículo tienen un significado gramatical, abstracto. Sin embargo, el significado del demostrativo incluye más componentes. Nos muestra (de ahí su nombre) una realidad que está situada en el máximo grado de alejamiento, pues no está en la órbita de la 1.ª persona (yo) ni de la 2.ª () sino en la de una 3.ª (él). Un componente secundario de este significado es la definitud: esa realidad es conocida por haber sido nombrada anteriormente o porque forma parte por cualquier otro motivo del universo del discurso. Pues bien, en el paso del demostrativo latino al artículo castellano se pierde el componente primario del significado y solo queda este rasgo secundario de definitud.

Además, el artículo ha perdido libertad en cuanto a su posición (fijación sintagmática). En latín el demostrativo podía aparecer antes o después del nombre, o sea, podíamos decir lo mismo illem hominem que hominem illem. Pensemos que con nuestros actuales demostrativos también podemos decir aquel hombre o el hombre aquel. El artículo, en cambio, por fuerza tiene que anteceder al sustantivo: el hombre.

La presencia o ausencia de nuestro artículo viene determinada por reglas en la mayoría de los contextos. El artículo ha sufrido un proceso de obligatorificación. Por eso decimos El pan ha vuelto a subir, mientras que sería incorrecto Pan ha vuelto a subir.

Este proceso se dio en paralelo en castellano y en las otras lenguas románicas. Los resultados fueron ligeramente diferentes (por eso no se utiliza igual el artículo en castellano y en francés, por ejemplo). El pronombre de sujeto de 3.ª persona (él - ella - ello) tiene el mismo origen, pero es una forma tónica con una evolución propia. También salen de este demostrativo nuestros actuales pronombres átonos de 3.ª persona (por ejemplo, la vi ayer). En fin, que el ille latino fue bastante prolífico.

Publicado por Alberto Bustos[10]

Wikipedia I: La evolución histórica del latín[11]

[…], las lenguas románicas desarrollaron un sistema de artículos determinados, desconocidos en latín clásico. Así, en español, “el” y “la” provienen respectivamente de los pronombres y adjetivos demostrativos ille e illa (más un neutro “lo” < illud); igualmente en italiano para il y la (así como lo < illum), en francés para le y la de los demostrativos illum e illa respectivamente, etc. El rumano se distingue por ser la única lengua románica en la cual el artículo va postpuesto: om (‘hombre’), om-ul (‘el hombre’). Los artículos indeterminados, por su parte, provienen simplemente del numeral unus, una (y unum en el neutro), que, en latín, habrían podido servir con este uso.

Finalmente, el sistema del adjetivo es revisado: mientras que los grados de intensidad eran marcados por sufijos, las lenguas románicas no se servían más que de un adverbio delante del adjetivo simple, ya sea magis (que devino en “más” en español, mai en occitano y en rumano, mais en portugués, més en catalán, etc.) ya sea plus (più en italiano, plus en francés, pus en valón, plu en romanche, etc.). Así, para decir “más grande” (comparativo de superioridad) en latín clásico era suficiente grandior. En español hace falta “más grande”, en italiano più grande, etc. Igualmente, el superlativo “el más grande” se decía grandíssimus en latín clásico, pero “el más grande” e il più grande en esas mismas lenguas.

Sigo yo: El paso del demostrativo femenino latino illa a ela (à la) se puede comprobar aún en el español actual: el ama, el águila, pues este artículo no es el masculino, aunque coincidan, sino que la a de ela se fue perdiendo frente a las aes tónicas iniciales de palabras femeninas (hoy se aduce la justificación que se usa el artículo masculino el para evitar la cacofonía de la agua; una cosa no quita la otra y la conlusión a la que se llega es la misma: resulta más fácil decir el agua. [Por ese mismo motivo, el francés y el italiano usan el apóstrofo: l’amico/a, l’ami(e)])

Wikipedia II: Lenguas con artículos

Artículos en español

En español hay un artículo masculino: el, (los en plural); otro femenino: la (las en plural). El artículo el también puede usarse para el femenino ante una vocal a tónica, como en “el águila” (proviene del latín illa > ela > el); y un artículo neutro singular que sirve para sustantivar adjetivos: lo. No todas las lenguas poseen artículos y, por ejemplo, el latín, del cual proviene el español, no lo tenía: el artículo español viene, sin embargo, del pronombre demostrativo latino ille, illa, illud. El uso del artículo español conserva a veces vestigios de ese significado demostrativo. En el lenguaje formal nunca se usa un artículo delante de nombres propios de personas (aunque sí, en numerosos casos, de los nombres propios geográficos y otros), sólo delante de los comunes.

El artículo en español es una categoría variable, por tanto tiene variación en género y en número, a fin de concordar con el núcleo del sintagma nominal. La gramática tradicional distinguía entre artículo determinado (el, la, los, las) y artículo indeterminado (un, una, unos, unas), siendo en realidad este último un tipo de cuantificador.[12]

8. «El latín no poseía ninguno [artículo].»

Tampoco eso es verdad: sí existía el numeral que se podía emplear como artículo indeterminado[13]: unus, una, unum (declinado en todos los casos, lo que en español y francés da: de un[o], a un[o], d’un, à un). El español y el portugués, incluso, inventaron el artículo indeterminado en plural: unos/unas, uns/unas; en analogía con el artículo determinado: los/las, os/as (la l inicial en portugés/gallego se fue perdiendo, solo se conserva en las contracciones de preposición con artículo: pelo [por el], pela [por la]).

El artículo determinado masculino singular (el) y el pronombre de sujeto masculino singular (él) en español se diferencia ortográficamente mediante la tilde diacrítica, pues su significado y uso gramatical son diferntes. Sin embargo su etimología es la misma (como se lee también en el artículo de Alberto Bustos, más arriba), pues en latín no había pronombres personales de la tercera persona en nominativo, para ello se utilizaban los demostrativo (él à este/es/aquel), lo mismo ocurrió en griego (αυτός [este = él], αυτή [esta = ella], αυτό [esto = ello/lo][14]). Por cierto, en alemán también se utiliza el artículo determinado como demostrativo.

9. «Ninguna lengua romance lo posee [el género neutro].»

Ni en inglés tampoco existe ya distinción alguna entre género masculino y femenino (en el artículo).

Este hecho se explica por que las consonantes finales se fueron perdiendo en latín (lat. est à esp. es, sunt à son), por lo que los sustantivos masculinos (-us) y neutros (-um) se fueron confundiendo (-u) y de una u un poco más abierta a una o no queda mucho camino (compárese el italiano miracolo [lat. miraculum], pericolo [lat. periculum], tavola [lat. tabula]) o al revés, pues en portugués y catalán la o átona se pronuncia u.

Del neutro, como acabo de exponer más arriba, quedan muchos restos precisamente en español (cuya función en el español actual es la de abstraer): lo, ello, esto, eso, aquello (abstractos) frente a el, él, este, ese, aquel (concretos, determinados).

En portugués, igual que en español, existe aún isto, isso, aquilo. El artículo determinado masculino o procede de lo.

En italiano se prefiere directamente el masculino en -o: questo, quello; también usa el artículo lo en vez de il ante s impura (st-, sp-, sc-), consonantes dobles (ps), x (cs) y z (ts/ds).

10. «Las lenguas romances poseen una persona gramatical que el culto y aristocrático latín no poseía: usted.»

1.º No parece ser verdad, sí existían, incluso, varias formas de cortesía; no solo para (à 2.ª persona del plural, igual que en italiano, francés y griego: vos [= vosotros]), sino también para el yo: nos (plural mayestático).

De hecho, en español y catalán, para distinguir el vos (tú) del vos (vosotros), cuando se referían a la segunda persona del plural, añadían otros/otras (cat. altres): vosotros (cat. vosaltres). Lo mismo, para distinguir el nos ([d]el rey) del nos-otros («nosotros los otros»).

2.º El mismo usted proviene de vusted y este de vuest(ra merc)ed, que en alemán medieval se decía exactamente igual: Euer Gnaden (vuestra merced). Sin embargo, como forma de cortesía, el alemán prefirió la tercera persona que hoy día se redujo solo a la del plural, incluso, cuando se trata de una sola persona. El inglés, en cambio, se comportó igual que el español (argentino [tú à vos]), el thou[15] (tú) cedió el sitio al you (vos[otros]).

11. «La sintaxis […] Rosa alba est […] nada que ver con la sintaxis de las lenguas romances.»

1.º También en griego clásico el verbo iba al final. En griego moderno, en cambio, va en la misma posición que en español y en casi todas las demás lenguas europeas actuales.

2.º El latín era más libre en su sintaxis precisamente porque disponía de desinencias declinatorias para indicar qué función sintáctica desempeñaba cada sustantivo. En las lenguas romances, la declinación se hizo innecesaria por las razones aducidas anteriormente y, además, esta es la explicación para la sintaxis, según el orden en el que se encuentran los sustantivos se aprecia que función sintáctica despempeñan:

Mi hermano le da a mi madre su regalo de cumpleaños.

( sujeto, verbo, C[16] indir., C. dir., [C del nombre]).

12. «Pero el hecho significativo es que la lengua griega, en 35 siglos, ha variado muy poco. ¿Cómo explicar eso?»

No hay nada que explicar porque esto tampoco es verdad. La diferencia entre el griego clásico y el moderno es igual de grande que entre el latín y el español/italiano/etc., solo que el latín se fue dividiendo en muchos dialectos según las regiones donde era hablado (Portugal/Galicia, España, Cataluña, Francia, Italia, Rumanía, etc.), en los cuales tenía la posibilidad de evolucionar de muchas maneras diferentes (igual que las lenguas germñanicas y las eslaves), mientras que el griego se habla(ba) solo en Grecia.

Ahora comparen entre lo que se considera griego clásico (no solo en cuanto a sus aspectos gráfico y gramatical, sino también fonético) y el griego moderno:

Griego clásico leído (Página anterior: hacer clic arriba a la izquierda).

Griego moderno leído

Es más, dado que los griegos que no hayan estudiado griego clásico no lo entienden, los poemas escritos en esta lengua se traducen al griego moderno para que los puedan entender. Un ejemplo de la Ilíada de Homero, traducida al griego moderno y leído como tal, se encuentra aquí.

13. «Llamar a este ascendiente lingüístico romance con el apelativo de “latín vulgar” es un error catastrófico, porque hace pensar que es un latín deformado.»

Pero solo, a los que ignoran que el «latín vulgar» no se denomina así de forma despectiva porque sea basto, bajo, ordinario o mediocre, sino simplemente porque era el latín hablado por el vulgo[17]/el pueblo llano. Es lo mismo que ocurre con cualquier lengua hoy hablada, cuanto más formada/inteligente/culta sea una persona, más posibilidades gramaticales y léxicas tiene para expresar sus pensamientos. No cabe duda de que durante las conversaciones diarias sin más importancia, uno se sirve de un lenguaje más simple, comprensible para todos: el habla cotidiana. Siendo esta el habla más extendida, es aquí donde se manifiestan los primeros cambios/futuras evoluciones. Volvamos al latín, y con ello a las lenguas neolatinas:

Wikipedia III[18] (con mis adiciones)

1.1 Cambios fonéticos del latín vulgar

* 1.1.1 1. Cálida non calda (→ caldo, chaud), másculus non masclus (→ macho, maschile, mâle), tábula non tabla (y table, tavola), óculus non oclus (→ ojo, occhio, olho, œil), spéculum non spéclum (→ espejo, espill, specchio) * 1.1.2 2. Vínea non vinia (→ viña, vigne), láncea non lancia (→ lanza, lance) * 1.1.3 3. Áuris non oricla (→ oreja, orecchio) * 1.1.4 4. Auctor non autor (y auteur) * 1.1.5 5. Rivus non ríus (→ río, rive) * 1.1.6 6. Pridem non pride (→ pérdida de la m final del acusativo)

14. «La conclusión suya es que era una lengua completamente diferente

¿Y cómo que las lenguas se parecen tanto entre sí y también al latín? ¿Cómo va a ser una «lengua completamente diferente» si las similitudes son tan obvias? Todo lo expuesto hasta ahora es solo una pequeña parte de las similitudes existentes (que percibe hasta un no versado en lenguas romances).

15. «No de otra manera puede explicarse que el vocabulario de base, la gramática y la sintaxis sean totalmente distintas

Francamente, me parece una exageración sin límites: completamente diferente, totalmente distintas. A mí me gustaría saber a qué francés, a qué español y a qué latín se refieren que les parecen «completamente diferente, totalmente distintas», pues hay más similitudes obvias que diferencias. A un simple vistazo (a este mismo párrafo) las similitudes léxicas saltan a la vista y, respecto a la sintaxis, resulta que todas las lenguas indoeuropeas que yo conozco y de los cuales yo tengo conocimiento muestran una sintaxis muy similar.

16. «La verdadera lengua matriz, que dio nacimiento a las lenguas romances, fue… el italiano»

A mí me da la sensación que es un ignorante (no solo del italiano) quien pretende sostener semejante tesis. Se hace evidente un desconocimiento tremendo al afirmar que «el italiano antiguo debe ser la lengua madre de todas las lenguas romances». Simplemente, si comparamos entre italiano, español, portugués y francés, la primera diferencia que debería llamarle la atención inmediatamente a un conocedor de todas estas lenguas es que en italiano no existen consonantes finales, mientras que en las otras tres lenguas es muy normal que terminen también en consonante(s). En italiano, las palabras tienen que terminar en vocal porque si no, no se podría formar el plural. Y aquí mismo radica la segunda diferencia enorme: en italiano, para formar el plural no se puede añadir nada (pero sí se hace en las demás lenguas romances excepto el rumano), sino que se cambia la última vocal, lo cual recuerda bastante al nominativo plural en latín. Breve repaso del plural en italiano:

masculino: sing.: -o, plur.: -i (latín: -us à -i)

femenino: sing.: -a, plur.: -e (latín: -a à -æ)

singular: -e, plur.: -i

excepciones: il muro, le mura; il dito, le dita (procede del neutro latino: digita)

Parece improbable que de un idioma con esta característica surjan otras lenguas que forman el plural de una forma completamente diferente: añadir –(e)s o –x (francés).

Conclusión

Los autores (del libro y del artículo sobre el libro) parecen tener un conocimiento deficiente tanto de las demás lenguas romances como de latín y griego. Antes de afirmar una tesis con tal envergadura, habría que informarse, hacer comparaciones y no sostener que las lenguas romances son «completamente diferente, totalmente distintas» al latín cuando las similitudes son más que evidentes.

Es más, como todos los lingüistas sabemos, hay un gran parecido (léxico, morfológico y sintáctico) entre muchas lenguas europeas, por lo que se dedujo una lengua indoeuropea, y al pretender «dar en adopción» a las lenguas romances a otra mengua madre adoptiva, deberían establecerse comparaciones también entre otras familias lingüísticas como las germánicas o las eslavas, donde ocurrió algo muy parecido, en fin, que demuestra como evolucionen las lenguas.

Quién soy yo

Mi nombre es Alexander Gahr y soy alemán. Llevo 5 años en España donde estudié Traducción e Interpretación (español, alemán, francés, griego). Respecto a mis conocimientos lingüísticos, empecé con inglés, francés y latín (y griego clásico), después seguí con español, italiano y portugués (también gallego), luego griego, turco y tengo conocimientos rudimentarios también de catalán, rumano, polaco, ruso, neerlandés y coreano. Estudié también Historia de la Lengua Española, Lingüística General y Aplicada a la Traducción.

Sitiografía (páginas web consultadas):

Sobre latín/español:

o http://blog.lengua-e.com/2008/origen-del-articulo-determinado/

o http://www.geocities.com/feganuhes/vocabulario/germanico.htm

Wikipedia en español, alemán, francés, catalán, portugués y rumano.

Diccionarios monolingües:

o Español: Diccionario de Uso del Español de María Moliner

o Español: Diccionario de la Real Academia Española (www.rae.es)

o Francés: Le Petit Robert de la langue française

Diccionarios bilingües:

o Español-rumano: http://dicts.info/2/romanian-spanish.php

o Alemán-italiano: http://dict.leo.org/itde?lang=de&lp=itde

o Español-catalán: http://es.freelang.net/enlinea/catalan.php

o Español-portugués: http://www.wordreference.com/espt/

o Español-francés: http://www.wordreference.com/esfr/

o Español-latín: http://recursos.cnice.mec.es/latingriego/Palladium/5_aps/esplap03.htm

Otras:

o Filología clásica: http://www.rhapsodes.fll.vt.edu

o Vídeos: www.youtube.com


[1] Y no cito palabras de origen culto que no han pasado por la evolución natural: artículus à articulo (artejo), articolo, article (en catalán y en francés no evolucionó tanto como en español e italiano).

[2] En alemán actual, por ejemplo, significa «lío, confusión» (como raíz en las palabras «Verwirrung, verwirren, verworren»).

[4] Sustantivación de matar: «quizá del sup. lat. vg. “mattäre”, de “mattus”, estúpido» (De María Moliner)

[5] María Moliner: «del fr. “bataille”», Le Petit Robert: «bas lat. battalia de battuere».

[6] Del latín luctari que da en español lucha.

[7] María Moliner: «del sup. germ. “marhskalk”, el que cuida el caballo».

[8] Desapareció en el periodo arcaico, siendo su función adoptada por el dativo-locativo. Fuente: http://www.proel.org/index.php?pagina=mundo/indoeuro/helenico/griegocl (28/09/08)

[9] Hay que contextualuzar: ninguna otra lengua indoeuropea lo tenía, excepto el griego.

[13] Igual que en turco: bir (uno).

[14] Encima, Cortez sostiene que no queda nada del género neutro en español… ¿Es ignorancia?

[15] «The word thou (pronounced /ðaʊ/ in most dialects) is a second person singular pronoun in English. It is now largely archaic, having been replaced in almost all contexts by youExtraído de Wikipedia: http://en.wikipedia.org/wiki/Thou [el 27/09/08]

[16] C = complemento.

[17] «Conjunto formado por la gran mayoría de las personas, o sea, las que no se distinguen especialmente por su cultura, su aristocracia o cualquier circunstancia que las incluye en una minoría. ¤ Se aplica, sin sentido despectivo, a las personas ajenas a cierto campo de conocimientos o actividad que, por tanto, no tienen conocimientos especiales en él.» Extraído del DUE de María Moliner el 27/09/08.

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