lunes, febrero 19, 2007

Ayer Salí y el Transantiago

Ayer sábado tuve que salir e iba en dirección al sector sur de la capital y como coincidía con el día de estreno del Gran Santiago, debut del nuevo sistema de transporte colectivo para la ciudad, el pasaje era gratuito por tres días, como poniéndose un parche por cualquier cosa, eventualidad que lógicamente pasaría, todos expectantes: unos como fiera a la presa, otros como presa a la fiera, los políticos dependiendo de su lado expectantes unos para defender otros para atacar, los economistas viendo si sería un mal negocio para unos y un gran negocio para otros, algunos quedando a pie, otros saturados de ruidos de motores por una calle que era todo tranquilidad, mientras otros pasaban de una calle en que el paso de decenas de recorridos y en donde muchos dependían de esa actividad instalados en sus negocios por muchos años veían ahora aproximarse a la muerte de la misma, mientras algunos de sus vecinos, luego de toda una vida se despertaban tarde y descansados, como nunca luego de una noche en calma sin ese ruido constante de buses por toda la noche y sin percibir siquiera la razón de su despertar más tarde y con otro ánimo.
Así se despertaba Santiago este día sábado diez de febrero de dos mil siete y es así como luego de esperar por más de quince minutos la pasada de un bus en la esquina acostumbrada me decidí a caminar en busca de algún recorrido que pudiera hacer algo por llevarme a mi destino, quiero recordar que la noche anterior había consultado en la internet por información adecuada pero esta no se encontraba actualizada y confundía el que aun estuvieran los recorridos antiguos mencionados en ella, fue así que caminé unas cinco cuadras hacia el norte por una calle en donde anteriormente circulaban unos diez diferentes recorridos, hasta divisar que en otra calle paralela y hacia el poniente de donde me movilizaba, si circulaba locomoción y me dirigí raudamente en esa dirección, había gente esperando la pasada de algún bus, traté de conversar con algunos de ellos y todos estaban ávidos de entablar una conversación en la que “pudiéramos” orientarnos y en la que terminé yo orientando en algo a los demás ¿o no? Bueno el punto es que estuvimos un buen rato intercambiando impresiones mientras pasaban buses de colores que desconocíamos conducidos por choferes que no se detenían en una o en otra dirección, no entendíamos nada, luego de mucho tiempo ya cansado, miré nuevamente hacia el poniente y por otra calle paralela también a la que me encontraba vi pasar más buses comenté con los demás que iría a ver si allí obtenía mejores resultados, todos me ignoraron quedándose en sus lugares, como zombis sin saber qué hacer.
Al llegar a una avenida ancha con más gente esperando por lado y lado me dije –aquí si- y me instalé en uno de los paraderos, donde luego de transcurrido bastante tiempo y ya con mis dudas de si pasaban o no buses por el lugar, a pesar de los letreros que indicaban que era lugar de paradero, por fin asomaron en el horizonte dos buses, la ansiedad hacía que estos demoraran más y más, hasta que al fin llegaron elegí uno de estos al azar, sólo quería por fin poder consultar al conductor, (no chofer) para que me orientara, era gratis así es que sólo le saludé y le lancé la primera pregunta de tantas que tenía en mi cabeza, no respondió a mi saludo y menos a mi pregunta e ignorándome giró su propia cabeza y dirigiéndose a una persona que venía en el primer asiento le preguntó por dónde tenía que seguir, me quedé callado y me corrí por el pasillo a tomar uno de los asientos disponibles, anduve por unas cuadras y luego me bajé cerca de mi casa, cansado me dirigí a ella, no entendía nada.

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